Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

3 MARZO

«SUPERAR LA OBSTINACIÓN»

Así es que nuestras dificultades, creemos, son básicamente producto de nosotros mismos; surgen de nosotros, y el alcohólico es un ejemplo extremo de la obstinación desbocada, aunque él piense que no es así. Por encima de todo, nosotros los alcohólicos tenemos que librarnos de ese egoísmo. ¡Tenemos que hacerlo o nos mata!

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 62

Durante muchos años mi vida giraba alrededor de mí mismo. Estaba consumido por el ego en todas sus formas —el egoísmo, el egocentrismo, la lástima de mí mismo— todos los cuales brotaban de mi soberbia.

Hoy, mediante la Comunidad de Alcohólicos Anónimos, se me ha regalado la oportunidad de practicar los Pasos y las Tradiciones en mi vida diaria, se me ha regalado mi grupo y mi padrino, y la capacidad —si elijo hacerlo— para dejar mi orgullo a un lado en todas las circunstancias que mi vida me puede presentar.

Hasta que no pudiera mirarme a mí mismo y ver que en muchas circunstancias yo era el problema y responder de la forma apropiada interna y externamente; hasta que no pudiera deshacerme de mis esperanzas y darme cuenta de que mi serenidad estaba en proporción directa con ellas, no podría experimentar la serenidad y la sana sobriedad.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

El primer golpe a mi ego fue tener que admitir que tenía problemas con mi manera excesiva de beber, reconocer todos los daños ocasionados, y aceptar que estoy enfermo de alcoholismo (adicción).

La Recuperación en AA, NA y/o Grupos de Doce Pasos se basa en la reivindicación individual a través del ejercicio y práctica de los Doce Pasos, que derivaron de la esencia del Programa del Libro Grande (“Alcohólicos Anónimos”), del cual han surgido el Texto Básico de NA o Libro Azul de cada Grupo de Doce Pasos, ya que la prácticas de los principios espirituales que enseñan cada uno de los Pasos, en mi caso, es un instructivo que me ha conducido a una nueva vida, lo cual he podido compartir en la experiencia, fortaleza y esperanza de mis compañeros.

Los Doce Pasos se delinearon en el Libro Grande y fueron el resultado de los primeros cien alcohólicos que ofrecieron su propia experiencia para que se escribiera el Libro Azul y de esta forma se tuviera un Programa de Recuperación (Hay una solución), por lo tanto es un análisis empírico de lo que cada uno en su experiencia tuvo que hacer para estar sobrio y lograr mantener una sobriedad de buena calidad (abstemios y equilibrados emocionalmente). Los Doce Pasos sintetizan la experiencia y son una guía hacia la recuperación espiritual.

Cuando apliqué el Programa en lo cotidiano, siguiendo cada uno de los Doce Pasos, mi descomposición se suspendió y comencé a tener una construcción correcta de mi propio ser al dejar que se hiciera cargo de mi desunión un Poder Superior que se hace cargo de mi dispersión y me va dando sano juicio, me mantiene integrado a Él, y al decidir poner mi vida y mi voluntad a Su Cuidado sobrepasa toda mi impotencia, todas las fuerzas terribles de mis emociones negativas, y pensamientos enfermos que habían destrozado mi vida y de quienes me rodean, para lo cual me apoyo en mi Grupo que a su vez se sostiene en las Doce Tradiciones, todo esto para ir combatiendo mi gran ego que es la auténtica esencia de mi enfermedad y que me ha llevado a consumir para sobrevivir.

Por mi acendrado egocentrismo a mi nunca me gustó perder en nada, no me agradaba estar equivocado (en ocasiones sigo sintiendo y pensando igual), ya que normalmente racionalizaba para poder justiciar mis actos, mis consecuencias y mis consumos, intentaba culpar a otras, minimizar mis consecuencias, en fin no tener una conciencia de mi enfermedad para seguir siendo irresponsable. Por lo que el primer golpe a mi ego fue tener que admitir que tenía problemas con mi manera excesiva de beber, reconocer todos los daños ocasionados, y aceptar que estoy enfermo de alcoholismo (adicción), por lo que soy impotente ya que he perdido la capacidad para controlar mis copas, no puedo gobernar mi vida y tengo una enfermedad crónica, grave, progresiva y mortal.

He tenido que afrontar un profundo, sincero y minucioso análisis de mi personalidad, examinar mi falta de conciencia, descubrir que mis emociones negativas y mis pensamientos egoístas y enfermos me han llevado a consumir, comprender que no puedo beber porque tengo una alergia (compulsión) que me pide consumir más; reconocer que tengo una obsesión mental tan sutil que me dice que “esta vez que consuma será diferente y podré gozar” (locura).

De plano yo no estaba contento con “mi realidad”, por lo que sufría de una frustración constante, una altibajo de emociones que siempre eran guiadas por las negativas de la ira, miedo, depresión, desprecio, celos, ansiedad, culpa, apego, lujuria, intriga, auto compasión, envidia, crítica destructiva, hedonismo (mi placer como fin último), orgullo, angustia, desesperación, capricho, pereza, desánimo (por rechazo a mi persona y mis satisfacciones o incumplimiento de mis deseos), apatía, desconfianza, euforia, inseguridad, fastidio, etcétera.
Después de ir revisando esta pequeña lista de “mis linduras internas” me doy cuenta de que era un inadaptado en la vida y para ello me fugaba y evadía de la realidad, para “tener mi propio mundo”, en desacuerdo con todo y con todos, con profundos resentimientos, lo que me proporcionaba una vasta cantidad de excusas para consumir. Por eso al darme cuenta de que por todas estas emociones negativas y pensamientos erróneos consumía es que, de mi humillación al derrotarme, nace la posibilidad de aceptarme como soy, de reconocer mi impotencia y mi ingobernabilidad, por tanto darme cuenta que el Programa por eso me sugiere el cambio de juicios y actitudes.

En este trabajo conmigo es importante el uso de la tribuna para hacer catarsis y, en mi experiencia, hacer caso expreso de las sugerencias (instrucciones) que el Programa me da para escribir y ejecutar cada uno de los Pasos.

Por mi ego (yo, primero yo, después, yo siempre, yo y que se hunda el mundo) reconozco que cualquier asunto lo abordaba con “yo quiero”, “yo espero”, “yo digo” en fin “yo-yo” (egoísmo, egocentrismo, egolatría), puesto que en este sentido he aprendido que mi ego es una exageración de mi propia valía, por lo que al tener un ego exacerbado tengo dificultad para comunicarme, convivir, comprender, interrelacionarme de manera correcta y satisfactoria con los demás, por lo que no puedo entender a otro, solamente “entiendo a mi propio ego”, hay quienes me han dicho que es un exceso de autoestima, pero al confrontar mi historial y sus raíces sé que yo no me amaba y no tenía autoestima, así que hasta en eso tenía mal el ego.

Con esto, es evidente que destruí mis relaciones interpersonales, causé mucho daño a los demás y a mí, tengo que aprender a perdonarme y a reparar los daños, porque en mi caso me fue más fácil perdonar a los demás y estar dispuesto a hacer reparaciones con los otros que conmigo mismo. La enseñanzas espirituales me han servido para ir teniendo, por veinticuatro horas, la tranquilidad de dejarle mi enfermedad de la adicción y mis defectos de carácter a Dios y que Él se encargue de esos asuntos y no yo.

Al vencerme ante mi impotencia y reconocer que solamente un Poder Superior a mí es quien puede, porque precisamente mi enfermedad es “falta de poder”, comienzo en este Programa ego reductor, y sustento mi dependencia sana en un Poder Superior porque las personas pueden fallarme, al fin y al cabo son seres humanos como yo que cometen errores.

En ese trabajar contra mi ego, es fundamental el servicio porque así ayudo a otros alcohólicos (adictos) que están sufriendo porque quiere parar, porque quieren controlar su consumo y no pueden, porque quieren vivir sin el infierno que implica estar en la actividad. Al servir con un auténtico interés por los otros me olvido de mí mismo, y como física cuántica, curiosamente me encuentro.

De esta manera es que he ido caminando para vencer mi obstinación, para liberarme de mi egoísmo y comenzar realmente a vivir bien.

Felices 24 horas sin obstinación ni egoísmo.

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