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REFLEXIONES DIARIAS AA 18 ABRIL

    Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

    18 ABRIL

    «HONESTIDAD CON UNO MISMO»

    El engaño a los demás casi siempre tiene sus raíces en el engaño a nosotros mismos… Cuando somos sinceros con otra persona, tenemos la confirmación de que hemos sido sinceros con nosotros mismos y con Dios.

    COMO LO VE BILL, p. 17

    Cuando yo bebía, me engañaba a mí mismo respecto a la realidad, corrigiéndola para que fuera como yo la quería.

    Engañar a otros es un defecto de carácter — aunque sea una pequeña exageración o un “lavadito” de mis motivos para que otros piensen bien de mí.

    Mi Poder Superior puede quitarme este defecto de carácter, pero primero tengo que dejar de practicar el engaño y así ayudarme a mí mismo a estar dispuesto a recibir esa ayuda.

    Todos los días tengo que recordar que engañarme a mí mismo es sentar las bases para el fracaso o la desilusión en la vida y en Alcohólicos Anónimos. Una relación íntima y honesta con un Poder Superior es la única base sólida que he encontrado para ser honesto conmigo y con otros.

    Del libro Reflexiones diarias
    Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

    Mi pensamiento busca justificar el engaño a grado de tal, que me permite “justificarme”, incluso me trae a la mente una frase que leí siendo adolescente y que por supuesto se me grabó: “entre la mentira más se parezca a la verdad más creíble es”; sin embargo finalmente es un engaño.

    Con cuánta facilidad actuaba con mentiras para “evitar mis responsabilidades”, “para no asumir consecuencias”, “para lograr muy oscuras intenciones”, “para manipular a los demás y lograr mis deseos”, en fin hasta “por deporte” porque llega un momento en que mentir, engañar a los demás se vuelve una actitud constante y de costumbre para mí en la actividad. Sin embargo, al hacer mi inventario, al revisar mi historial me doy cuenta que comencé a engañar desde muy pequeño.

    “El muerto y la verdad a los tres días salen a flote”, en ese lapso ¡cuánto temor por no ser descubierto! y a pesar de que muchas veces se descubría, no sé si la verdad, pero sí la realidad de las cosas cuánta frustración desatada en ira, cuánto sufrimiento innecesario, cuánta ansiedad soportada en vano, y lo más grave cuánta desilusión dé mí hacia los demás y sobre todo de mí mismo; y para el colmo, cuántas veces que aún sabiéndose la verdad no sucedía lo que tanto temía evitar.

    La mentira es un es una gran defecto de carácter (antivalor) y la uso solamente porque estoy intentando obtener mi beneficio propio sustentado en mi egoísmo total, y donde mis actos van totalmente en contra del bien, de lo correcto, incluso de lo ético y lo moral. Entonces mi instinto familiar y social comienza a fallar porque yo estoy interrumpiendo la comunicación y al hacerlo creo desconfianza pues los demás no tienen ninguna certeza de que yo me conduzca, por lo menos con sinceridad, con congruencia, mucho menos con verdad.

    El engaño se apodera de mi vida, pensando que todo debe basarse en mi interés propio, haciendo totalmente de lado el bien de los demás, lo que imperceptiblemente me lleva a ser una persona que actúa mal y sin valores. Además los demás se empiezan a dar cuenta de que soy una persona falsa.

    Lo curioso es que al mentir, pienso que mi engaño va a sostenerse e incluso comienzo a engañarme a mí mismo, y esto es tan claro que cada vez que consumía lo negaba (aunque fuera evidente) y había momentos en que “yo estaba seguro de que no estaba mal”; y en esta obsesión (que se convierte en un círculo vicioso) continuo consumiendo porque me engaño diciendo y diciéndome “que yo lo controlo”, “que yo puedo”, “que lo dejo cuando quiera”, “que no ha sido para tanto”; “que todo es una exageración”, a pesar de que la realidad me muestre todo lo contrario y que cada vez mi nivel de ansiedad por mantener este engaño y creerme mis propias mentiras sea mayor, porque inevitablemente llegan las consecuencias que hacen que la realidad me alcance y me rebase.

    Mi pensamiento busca justificar el engaño a grado de tal, que me permite “justificarme”, incluso me trae a la mente una frase que leí siendo adolescente y que por supuesto se me grabó: “entre la mentira más se parezca a la verdad más creíble es”; sin embargo finalmente es un engaño.

    Hoy, con el avance que he ido teniendo en la recuperación, no puedo dejar de darme cuenta que engañar es faltar a la verdad tanto en lo que digo, en lo que pienso, en lo que hago, en lo que creo (soy incongruente); todo con la finalidad de darle a lo que es falso, incorrecto, indebido una apariencia de rectitud y de verdad para provocar que los demás piensen que es cierto o crean algo que no es así. Pero aún es mi autoengaño, pues es mi cerrar los ojos a la realidad, incluso en aquellos casos en que “prefiero hacerme de la vista gorda”, según yo, para no sufrir. En el engaño, hago sufrir mucho a quienes me quieren porque en inicio, su buena fe, les hace concebir que no es posible que yo les mienta, puesto que si lo hace otra persona, un enemigo o alguien que no nos quiere bien pensamos que es normal y que busca engañarnos porque no tiene un nexo afectivo auténtico.

    Mi autoengaño llegó a ser tan grande, aún cuando comenzaba en la recuperación, que pensaba que mi único problema era la bebida (el consumo) y que dejando de tomar (abstinencia) todo estaría arreglado, y que al yo estar bien los demás estarian bien. De hecho busqué fundamentar que el bienestar familiar surgía de que yo no consumiera. Con qué facilidad dejaba a un lado el hecho de mi vida ingobernable y el daño causado, además de querer olvidar que la adicción incluye una enfermedad emocional para todos los que me rodean, sobre todo mi familia.

    En la literatura muchísimas veces se habla de la honestidad, que yo entiendo como sinceridad, congruencia y recta razón, para conmigo y para con los demás, pues precisamente en el otro es que se manifiesta Dios (“lo que hagas con otro lo estarás haciendo Conmigo”), por lo que al ir aprendiendo que la mejor política es la honestidad podré ir practicando con autenticidad los principios espirituales del Programa de recuperación.

    Dios, como yo lo concibo, me ha ido ayudando para dejar de lado el engaño, la mentira, el ocultamiento y abrirme a la luz de la sinceridad, de la verdad y por tanto de la realidad de mi Poder Superior.

    “La verdad os hará libres” veritas liberabit nos

    La Biblia

    Felices 24 horas de honestidad conmigo mismo.

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