Reflexiones Diarias. Escritas por los A.A. para los A.A.

14 MAYO

ESTÁ BIEN SER “YO”

Una y otra vez los recién llegados han tratado de guardarse ciertos hechos de sus vidas… se han acogido a ciertos métodos más fáciles… Pero no habían aprendido lo suficiente sobre humildad…

— ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, p. 72

Humildad suena mucho a humillación, pero realmente es la habilidad de poder mirarme a mí mismo — y aceptar honestamente lo que encuentre. Ya no necesito ser el “más ingenioso” ni el “más tonto” ni ningún “más”. Por fin está bien ser “yo”.

Si comparto toda mi vida es más fácil aceptarme a mí mismo. Si no puedo compartir en las reuniones, es mejor que tenga un padrino — alguien con quien yo pueda compartir “ciertos hechos” que pueden llevarme otra vez a beber y a la muerte.

Tengo que dar todos los Pasos.. Necesito el Quinto Paso para aprender la verdadera humildad. Los métodos más fáciles no funcionan.

Del libro Reflexiones diarias
Copyright © 1991 por Alcoholics Anonymous World Services, Inc. Todos los derechos reservados.

Humildad es la habilidad de poder mirarme a mí mismo y aceptar honestamente lo que encuentre. Ya no necesito ser el “más ingenioso” ni el “más tonto” ni ningún “más”. Por fin está bien ser “yo”.

Al comenzar mi meditación de la mañana con la lectura de la Reflexión del Día, me vino a la mente lo trascendente del Quinto Paso, ya que por varios días, reiteradamente me hace énfasis en lo indispensable que es no guardarme nada, en el inventario minucioso moral así como al momento de admitir la naturaleza exacta de mis defectos de carácter, al admitir ante mí, ante Dios y ante otro ser humano todo esto que me ha venido molestando en la vida y que, en mi caso personal, al revisarlo, al participarlo y al comunicarlo me hago consciente de que han existido circunstancias que he querido ocultar “en el profundo olvido” como un mecanismo de defensa mas sin embargo siempre han permanecido lacerantes para hacer y hacerme daño.

Cuando leo en el Libro Grande en el Capítulo VI, “En Acción” referente al Quinto Paso lo siguiente:

“Una y otra vez los recién llegados han tratado de guardarse ciertos hechos de sus vidas. Tratando de evadir esta humillante experiencia, se han acogido a ciertos métodos más fáciles. Casi invariablemente se han emborrachado. Habiendo perseverado con el resto del programa, se preguntan por qué han recaído. Creemos que la razón es que nunca acabaron su limpieza interior. Hicieron su inventario pero se aferraron a algunos de los peores artículos de su existencia. Solamente creyeron que habían perdido su egoísmo y su temor; solamente creyeron que habían sido humildes. Pero no habían aprendido lo suficiente sobre humildad, intrepidez y honradez, en el sentido que creemos necesario, hasta que le contaron a otro toda la historia de su vida.”

Lo primero que me viene a la mente es ¿qué caso tiene guardarme hechos de mi vida?, ¿qué “prestigio” intento cuidar?, ¿qué ganancia positiva tiene seguir cargando resentimientos, temores y conductas desordenadas?, ¿les importa lo que hice o realmente a mis compañeros les importa mi recuperación?. ¿acaso puede haber auténtica reconciliación conmigo, con mi Poder Superior y mis semejantes si no acepto y externo toda la negatividad de mi existencia?, ¿cómo se reducirá mi ego si no estoy dispuesto a confesarme y a confesar teniendo un acto de humildad?

No pude encontrar una sola respuesta sinceramente satisfactoria que me permitiera no contarle toda la historia de mi vida a mi padrino, a mis compañeros, a mi guía espiritual, inclusive a mí mismo.

Lo que sí detecté que para “tener la razón de no desnudar mi espíritu”, lo que procedía era en primer lugar auto-engañarme, hacer a un lado el concepto de honestidad, sinceridad, honradez y verdad; darle paso a mi soberbia e imponer como prioridad mi egoísmo. Por tanto si le doy paso a mi auto-justificación le estaré permitiendo a mi enfermedad emocional y mental que se hagan cargo de mí, que me regresen a los esquemas en que siempre he vivido, en fin que todas estas emociones negativas y pensamientos erróneos sean los que me saturen de incomodidad para vivir y entonces irremediablemente busque el consumo para “liberarme” aunque sea momentáneamente, y yo sé las consecuencias funestas, nefastas y devastadoras que esto trae consigo.

Aquí es donde me reafirmo que el Programa es simple, porque solamente hay que dar con buena voluntad cada uno de los Pasos, en su orden, sin necesidad de correr, a mi ritmo y a mi capacidad; lo que pasa es que lo complico con mi mente que busca escaparse de la confrontación conmigo mismo, de mis defectos de carácter que me piden que anteponga mi egoísmo y por ello mis resentimientos, mis temores, mis conductas desvariadas para buscar imponer mis instintos sobre los demás y/o para auto-consolarme por la desgracia de mi existencia.

Hoy, no quiero volver a sufrir ese infierno y prefiero la simplicidad de hacer un acto de humildad que me permita compartir todos los hechos y actos de mi vida, sobre y ante todo los muy obscuros, negativos, inmorales, depravados, nefastos, dañinos, ofensivos, violentos, denigrantes, disparatados, desastrosos…

Todo esto que me causó tanto daño me ha llevado a vivir estos Doce Pasos, a rectificar mi vida, y ante todo a salvar mi espíritu. No cabe duda que ¡la ganancia es inconmensurable!, ¡disfruto la vida! y he aprendido a ¡vivir tranquilo y feliz!.

Felices 24 horas siendo auténticamente yo.

error: Content is protected !!